In:
Revista Cuidarte, Universidad de Santander - UDES, ( 2021)
Abstract:
La inesperada llegada de la pandemia, enfrentó a todo el mundo a cambios drásticos en la forma de vida que se disfrutaba en épocas de normalidad, obligando a la población a diferentes tipos de confinamientos. Estos trajeron consigo el cierre de casi todos los sectores y en consecuencia la interrupción de muchos servicios esenciales, como las intervenciones en el sector educativo. Muchas de estas intervenciones estaban dirigidas, además de a la educación misma, a brindar protección a los escolares, detectar condiciones de riesgo de violencia intrafamiliar, maltrato y trabajo infantil, suministrar raciones alimenticias, vigilar el cumplimiento del esquema de vacunación y a evitar la deserción escolar, entre otras. Aunque los escolares no son el grupo más afectado por COVID-19, un reciente estudio de UNICEF realizado en 87 países revela que, en noviembre de 2020, los niños y los adolescentes representaron el 11% del total de infecciones1, mientras que, en Colombia, la proporción de casos pediátricos (menores de 18 años) se estima entre 7-8% y representan el 0.025% del total de fallecimientos2. Aunque se ha reportado que el riesgo de infección en escolares es menor que el del personal docente y administrativo en instituciones de educación, esta discrepancia pudiera estar sobreestimada debido a una menor probabilidad de detección considerando el curso predominantemente asintomático de la infección en niños. Sin embargo, COVID-19 puede ser una enfermedad severa en los menores, contribuyendo no solo al número de ingresos a unidades de cuidados intensivo sino al de casos fatales3. En términos de la transmisión, un estudio conducido en población infantil evidenció que esta ocurre con mayor frecuencia en el entorno familiar, relacionándose directamente con el estadio de enfermedad del caso índice: comparados con casos asintomáticos aquellos en etapa pre sintomática fueron responsables del doble de casos secundarios (1/3 versus 1/6)4. Esto indica que los niños infectados constituyen una fuente importante de contagio para sus pares, con evidencia de mayor transmisión en el nivel de secundaria comparado con el de primaria5, así como para los miembros del personal docente y administrativo de sus escuelas. Estos últimos, a su vez generarían nuevos casos de infección en la comunidad estudiantil y dada cuenta de su mayor movilidad, también en la población general6.
Type of Medium:
Online Resource
ISSN:
2216-0973
,
2346-3414
DOI:
10.15649/cuidarte.11.3.2020
DOI:
10.15649/cuidarte.2244
Language:
Unknown
Publisher:
Universidad de Santander - UDES
Publication Date:
2021
detail.hit.zdb_id:
2804503-8
Permalink